Saltar al contenido

Las Fronteras de nuestro Pensamiento

Asumimos hace cientos de años atrás, una particular manera de preguntarnos por “la vida, por “la muerte, por el propósito…”

Y hemos estado en la búsqueda de las mejores respuestas durante siglos; y estas respuestas que hemos formulado han construido nuestras creencias más importantes. Ellas han modelado nuestra forma de pensar, nuestras prácticas, nuestros códigos de significado; han condicionado una determinada tendencia en nuestro emocionar.

Nuestro sentido común

Sí, estamos hablando de la construcción de la cultura que nos permea, nos traspasa, nos empapa, nos recrea una y otra vez, cambiando algunas cosas; pero manteniendo casi inalterable, a la base en lo profundo las mismas creencias, que se expresan a cada segundo en lo que llamamos “nuestro sentido común”.

Yo comparto con muchos la idea de que tenemos un acervo que es más o menos común a todos los que habitamos en un conjunto de códigos, significados y credos; y es  a través de esta condición, de   “lo común”, que hemos aprendido a creer que es “ natural”. La hemos “naturalizado”.

Ya no lo cuestionamos, no lo revisamos, no proponemos algo diferente sino que nuestro mayor alcance llega solo hasta proponer algunas pequeñas variaciones.

No revisamos las creencias que hemos instalado a la base de nuestro sentido común; tampoco cuestionamos nuestra manera aprendida de acercarnos al ejercicio del conocer.

Es una forma de interpretar nuestra realidad que se sustenta en miradas muy antiguas que validamos y fortalecemos.

La pregunta ¿qué es la vida?

Solo para ilustrar con un ejemplo: ¿alguna vez nos hemos cuestionado  si la pregunta ¿qué es la vida? nos lleva a encontrar algo más, una respuesta diferente, a conocer algo nuevo?

Detengámonos a escuchar que nos muestra esta pregunta sobre” la vida” .

Como categoría del lenguaje, la vida se nos aparece como algo abstracto, un concepto que pretende mostrar lo que hay entre el momento de nacer y el de morir; a los eventos que se generan en un determinado espacio de tiempo, a los significados, al sentido que yo le otorgo a éstos, a la valoración de mis acciones en un tiempo x, a una interpretación de nuestras experiencias. Es esta una pregunta por excelencia de carácter filosófico. Podríamos decir también que se nos presenta como  un recurso literario del suceder de los eventos.

Y así, ¿podríamos reemplazar esta pregunta central en nuestras conversaciones, eje de nuestro sentido compartido, o común?

Estos conceptos o categorías de significados como verdad, realidad, tiempo, ser, han pasado a convertirse en pilares incuestionables en nuestro sentido común, que no permiten que veamos su naturaleza meramente conceptual y recursiva; así se invisibiliza la posibilidad de reemplazarlos por otras nuevas con nuevos significando, abriendo así un gran territorio en el que el pensamiento humano pudiese replantearse.

Comprender “cómo pensamos”

No es solo comprender el pensamiento humano nuestro desafío; sino primeramente comprender “cómo pensamos” y “cómo es que nuestro pensamiento, el de la gran mayoría,  se ha anquilosado en esto que llamamos “el sentido común”; que sin duda es solo una de los tantas posibilidades de otorgar sentido a nuestras experiencias.

Intentar dar  nuevas respuesta a una pregunta antigua, repetida mil veces, contestada en forma similar por siglos: y , construir una pregunta con un enfoque nuevo que nos permita mirar las acciones que se suceden en nuestro vivir, a las experiencias que construimos e interpretamos, asumiendo que también otras miradas son válidas es nuestro desafío mayor, para consolidar colectivamente una relación con el aprendizaje desde posibilidades nuevas; generando también espacios nuevos; pero por sobre todo para soltar el peso emocional con el que hemos cargado por siglos, y descubrir que muchas de las limitantes  que observamos  son solo nuestras propias fronteras.

Join the conversation

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *